La integración sensorial es un proceso neurológico que organiza las sensaciones del propio cuerpo y las del ambiente, y hace posible utilizar el cuerpo de forma efectiva en el ambiente que se encuentra. Con la integración sensorial se asimila y se da sentido a la información que nos proporcionan todas las sensaciones que vienen del cuerpo y del mundo exterior y que es captada a través de los órganos de los sentidos.
Para algunos niños la integración sensorial no se desarrolla tan eficientemente como debiera y perciben las sensaciones de manera confusa impactando en el nivel de alerta y atención, la autorregulación y la organización para los desafíos del medio.
La integración sensorial es necesaria para poder interactuar socialmente e interfiere en la capacidad del niño para:
Los trastornos en estas áreas pueden afectar a la capacidad para funcionar. En los niños pequeños, los problemas de procesamiento de información sensorial frecuentemente son considerados problemas de comportamiento pudiendo llegar a sufrir de ansiedad, depresión, baja autoestima y aislamiento social.
A día de hoy se estima que el Trastorno del Procesamiento Sensorial (TPS) afecta aproximadamente al 3% de los niños y consiste en la dificultad para procesar y organizar la información sensorial.
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