23 febrero 2015

LA CESTA DE LOS TESOROS, explorar con autonomía objetos cotidianos

Los objetos sencillos y cotidianos pueden convertirse en un auténtico tesoro. La "CESTA DE LOS TESOROS" consiste en situar en el suelo un cesto lleno de tales objetos (no juguetes) de distintos materiales, tamaños, formas y texturas, para que los niñ@s, sentados a su lado, puedan acceder fácilmente y explorar con el objeto de proporcionar nuevas sensaciones a través de los cinco sentidos. Se trata de aprovechar la actividad espontánea del niñ@, mientras el adulto debe permanecer en el "difícil" papel de mantenerse al margen, sentado observando atento y tranquilo las preferencias y actitudes del niñ@, y pendiente de evitar que se introduzca determinados objetos íntegramente en la boca y prevenir accidentes. 

Es un recurso que normalmente los educadores emplean en niños de 6 a 12 meses, que es cuando ya pueden permanecer sentados pero aún no caminan, pues a partir de los 12 meses, cuando la mayoría empieza a caminar y se inicia la aparición sutil del lenguaje, las inquietudes varían y los niñ@s obtienen mayor placer en desplazarse llevando consigo el objeto con el que juegan y manipulándolo con una intencionalidad o una búsqueda causa-efecto mayor, y es cuando los educadores dan paso al juego heurístico, que es el juego del descubrimiento, la experimentación y la manipulación libre partiendo de objetos agrupados en contenedores y bolsas, variados y numerosos, y susceptibles de ser combinados entre ellos, y que deben recoger al finalizar el juego. 

Con esta actividad pueden obtener beneficios tanto a nivel de:
  • Motricidad fina, en la interacción con cada objeto, y al realizar acciones como tapar y destapar, llenar y vaciar, meter y sacar...;
  • Motricidad gruesa, en el desplazamiento para alcanzar el objeto;
  • Desarrollar la coordinación ojo-mano;
  • Desarrollo sensorial; experimentando e identificando sensorialmente las cualidades perceptivas de determinados objetos como su peso, color, tamaño, textura, forma...;
  • Fomenta el descubrimiento, la curiosidad y la exploración;
  • Acrecenta la capacidad de concentración;
  • Favorece la autonomía y la capacidad para tomar decisiones y elegir, ya que nadie les dice lo que tienen que hacer ni cómo lo deben hacer.

A pesar de plantearse como un recurso idóneo para bebés de entre 6 a 12 meses, no hemos dudado en emplearlo también para Gonzalo, adaptándolo, con elementos que pudieran sorprenderle a él y a sus amigos, Roger (de 5 años) y Carla  (de 3 años), hijos de Laura. Juntos han pasado un rato estupendo. Parece increible que puedan sorprenderse tanto de cosas que tenemos en casa, pero que con frecuencia no están a su alcance directo. Cabe decir que hemos añadido elementos acoplables como roscas y tornillos, con los que han estado un buen rato, aunque los  reyes indiscutibles han sido la caracola, un pedazo de plástico de burbujas de embalar, que han disfrutado explotando y unas viejas castañuelas.


La cesta del tesoro La cesta de los tesoros fue ideada por E. Goldschmied y sistematizada en España por T. Majem y P. Ódena. Normalmente se usa un cesto, estable para que no vuelque y suficientemente grande como para que quepan los objetos, pero suficientemente pequeño como para que puedan acceder a él con facilidad. Pensad que cuando lo emplean en grupos (aulas) suelen colocar como unos 50 ó 60 objetos en su interior, y la actividad suele durar entre 30  ó 50 minutos, pero en casa podéis trabajarlo lógicamente a menor escala. Su contenido debe ser renovado y revisado con cierta frecuencia.

La selección de los objetos debe ser minuciosa para despertar al máximo los sentidos, por lo que conviene que tengan distintas texturas, colores, pesos, tamaños (que no sean menores a 5cm), sonidos... Cuando plantean la actividad para bebés, T. Majem y P. Ódena proponen, en cuanto a su contenido, los siguientes objetos:
  • Objetos naturales: piedras, castañas, piñas, trozos de corcho, de corteza, calabazas secas, coco partido seco, esponja natural, caracolas de mar,...
  • Objetos de materiales naturales: ovillos de lana, flauta de caña, brocha de afeitar, pincel, bolsa de rafia, tapones de corcho, cepillo de uñas, cepillo de dientes, cepillo de limpiar los zapatos,...
  • Objetos de madera: cajitas, cuchara, cucharón, espátula, mango de mortero, bol, castañuelas, carraca, pinzas de ropa, cilindros, botones,...
  • Objetos metálicos: cucharas, juegos de llaves, moldes de pasteles, trozos de cadenas, colador de té, latas sin ángulos puntiagudos, embudos, armónica, silbato, cascabeles, campana pequeñita,...
  • Objetos de piel, ropa, fieltro o goma: monedero de piel, bolsa, pelotas, tubo de goma, muñeca de trapo, funda de gafas, osito de peluche, bolsas con hierbas aromáticas, bolsas de terciopelo, bolsas de tela de arpillería, anillas de cafetera, espátula, cremalleras,...
  • Objetos de papel y cartón: libretas de espiral, tubos de cartón de WC o de cocina, papel de lija, papel de charol, cajas de cartón,...
  • Objetos de vidrio resistente: frascos de perfume pequeño, pomo de armario, tarros de mermelada, espejitos, botes pequeños, lágrimas de lámpara,...
CONSEJO DE PETRA: Dejadles disfrutar libremente de los distintos objetos, pero estad junto a ellos vigilando siempre que no se los introduzcan en la boca o nariz...


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